Muchos padres desconocen las interacciones virtuales de sus hijos.
Es alarmante pensar que muchos padres, en su afán de proteger a sus hijos, desconocen las interacciones virtuales que estos tienen. A menudo confían ciegamente en que sus hijos navegan en un entorno seguro, sin ser conscientes de los peligros que acechan en las sombras de la web. Los niños, nacidos en un mundo digital, pueden estar expuestos a situaciones que van más allá de lo que los padres imaginan: desde juegos aparentemente inofensivos hasta redes sociales donde pueden entrar en contacto con extraños, ser manipulados emocionalmente o incluso ser víctimas de ciberacoso. La confianza en la “buena voluntad” de los hijos puede ser un factor que los padres no siempre cuestionan, sin entender que la inocencia puede ser fácilmente vulnerada.
La realidad es que el Internet es un espacio vasto y en gran medida desconocido para muchos adultos. Los niños tienen acceso a plataformas donde se intercambian imágenes, videos y mensajes que, lejos de ser simples intercambios, pueden ser vehículos de contenido inapropiado, manipulador o incluso peligroso. Los padres suelen desconocer las complejas interacciones que sus hijos mantienen con otras personas, que pueden ser anónimas y, en ocasiones, muy difíciles de rastrear. Esta desconexión entre lo que los padres creen saber y lo que realmente está sucediendo en línea es una brecha peligrosa.
Los jóvenes, por su parte, están a menudo mucho más familiarizados con las plataformas digitales que sus padres, y su capacidad para ocultar actividades o conversaciones es una habilidad que se va perfeccionando con el tiempo. La falta de vigilancia, o de una conversación abierta sobre los riesgos de la web, puede llevar a los niños a exponerse a situaciones que atentan contra su bienestar emocional y psicológico.
Es imperativo que los padres se eduquen sobre el entorno digital en el que sus hijos navegan, no solo para protegerlos, sino también para guiarlos en un mundo donde las fronteras entre lo real y lo virtual son cada vez más difusas.
Las habilidades blandas son aquellas capacidades que nos permiten interactuar de manera efectiva
Las habilidades blandas son aquellas capacidades que nos permiten interactuar de manera efectiva y armoniosa con los demás. A menudo, se asocian a la inteligencia emocional, la empatía, la comunicación, el trabajo en equipo y la gestión de conflictos. A diferencia de las habilidades técnicas, que son específicas de una tarea o disciplina, las habilidades blandas son transversales y son esenciales tanto en el ámbito personal como profesional.
Una de las habilidades más importantes dentro de este grupo es la comunicación efectiva. Saber escuchar activamente, expresar nuestras ideas con claridad y comprender las emociones ajenas son elementos que fortalecen cualquier relación. El simple acto de escuchar sin interrumpir puede crear un espacio seguro donde los demás se sientan valorados y comprendidos. Para gestionar esta habilidad, es necesario practicar la escucha empática, lo que significa prestar atención no solo a las palabras, sino también a los sentimientos y necesidades subyacentes.
La empatía, por su parte, es fundamental para establecer vínculos auténticos. Nos permite ponernos en el lugar del otro, entender sus perspectivas y reaccionar con sensibilidad ante sus emociones. Gestionar la empatía implica estar dispuestos a abrir nuestros corazones y mentes para conectar genuinamente con quienes nos rodean. Esto no solo mejora las relaciones, sino que también fomenta la cooperación y la confianza mutua.
La gestión de emociones es otro componente clave. En cualquier interacción, las emociones pueden surgir de manera inesperada. Aprender a manejar nuestras emociones, especialmente las más intensas, como el enojo o la frustración, es esencial para no dañar la armonía de las relaciones. Técnicas como la autorregulación emocional, que implican reconocer nuestras emociones y actuar de manera reflexiva, son fundamentales para crear un ambiente de respeto mutuo.
El trabajo en equipo también es una habilidad blanda crucial. Aprender a colaborar, respetar las ideas de los demás y compartir responsabilidades son factores que conducen a una mayor sinergia en cualquier grupo. Para gestionarlo, es importante desarrollar la flexibilidad y la disposición para ceder en ciertos puntos, entendiendo que cada miembro del equipo aporta algo valioso.
Por último, la gestión de conflictos es una habilidad que nos permite mantener la paz y el entendimiento en situaciones difíciles. En lugar de evitar los conflictos, se trata de abordarlos de manera constructiva, buscando soluciones que beneficien a todos los involucrados. Aquí, la comunicación asertiva, que consiste en expresar nuestras necesidades y deseos de forma respetuosa y clara, juega un papel fundamental.
En resumen, gestionar las habilidades blandas no solo mejora nuestras relaciones interpersonales, sino que también nos permite desarrollarnos como individuos más conscientes y empáticos. Practicar la comunicación efectiva, la empatía, la autorregulación emocional, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos son pasos esenciales para cultivar relaciones armoniosas y colaborativas, tanto en la vida personal como en la profesional.
Apoyo emocional en estas fiestas: un acto de amor y empatía
Apoyar emocionalmente a alguien que se siente desesperanzado, triste o agobiado durante las fiestas puede ser fundamental para que se sienta acompañado y comprendido. Aquí te dejo algunas ideas para brindar apoyo:
1. Escucha activa: Ofrece un espacio seguro para que la persona pueda expresar sus emociones sin sentir juicio. A veces, lo más importante es escuchar de manera atenta y sin interrumpir.
2. Valida sus sentimientos: Asegúrate de que sepa que sus emociones son legítimas. A veces, las personas sienten que deben estar felices en Navidad, pero reconocer su tristeza o ansiedad puede aliviar la carga emocional.
3. Ofrece compañía sin presionar: Algunas personas prefieren estar solas, pero otras se sienten más cómodas con alguien cerca. Asegúrate de preguntar cómo prefieren pasar el tiempo y respétalo.
4. Enfócate en lo positivo, pero con tacto: Si bien es importante no minimizar sus sentimientos, también puedes tratar de enfocarte en pequeñas cosas positivas, como actividades sencillas o momentos de calma.
5. Crea nuevas tradiciones o hábitos: Si las tradiciones navideñas tradicionales resultan demasiado dolorosas, sugiérele alternativas más simples o nuevas, como ver una película tranquila o hacer una caminata.
6. Ayuda a reducir el estrés: Si la persona está agobiada por la presión de las fiestas (por ejemplo, regalos, reuniones familiares o expectativas), ofrece ayuda práctica, como hacer compras juntos o asistir a una cita.
7. Recuérdale que no está sola: A veces, las personas se sienten aisladas, especialmente en las fiestas. Hacerle saber que tiene tu apoyo y que puede contar contigo es un gran consuelo.
8. Proporciónale herramientas para el autocuidado: Incentiva actividades que ayuden a mejorar su bienestar emocional, como meditación, respirar profundamente, escribir en un diario o realizar alguna actividad relajante.
9. Haz un gesto amable: A veces, un pequeño detalle puede hacer una gran diferencia, como una carta de apoyo, un mensaje cálido o incluso una llamada o videollamada.
10. Recomienda hablar con un profesional: Si la persona muestra signos de angustia profunda o desesperación, sugerir, con tacto, que considere hablar con un terapeuta o consejero podría ser un paso importante.
La clave es brindar apoyo desde el respeto y la empatía, sin presionar para que la persona se “recupere” rápidamente, sino dándole espacio y comprensión.
El uso de redes sociales en el trabajo puede tener varios efectos negativos en la productividad
El uso de redes sociales en el trabajo puede tener varios efectos negativos en la productividad, eficiencia y conexión con el entorno laboral. A continuación, se detallan algunos de los principales problemas que genera el uso excesivo de redes sociales en el entorno profesional:
1. Distracción constante y pérdida de enfoque
Las redes sociales están diseñadas para captar nuestra atención de forma constante. Cuando un empleado se distrae con ellas durante su jornada laboral, su capacidad para concentrarse en las tareas laborales disminuye significativamente. El hábito de revisar notificaciones o interactuar en plataformas como Facebook, Instagram o Twitter interrumpe la atención, haciendo que el trabajo se realice de forma fragmentada y menos eficiente.
2. Reducción de la productividad
El tiempo que se invierte en las redes sociales durante las horas laborales reduce el tiempo efectivo dedicado a las tareas del trabajo. Aunque pueda parecer un descanso breve, estas interrupciones repetidas pueden acumularse y generar una pérdida importante de horas laborales, afectando la productividad en general. Esto también puede hacer que las tareas se retrasen y no se cumplan los plazos establecidos.
3. Efecto negativo en la calidad del trabajo
Cuando los empleados no se concentran completamente en sus responsabilidades laborales, la calidad de su trabajo puede verse afectada. Las tareas pueden realizarse de manera apresurada, sin la debida atención a los detalles, lo que lleva a errores y resultados deficientes. Esto, a su vez, puede afectar la reputación del empleado dentro de la empresa y el rendimiento general del equipo.
4. Desconexión del entorno laboral
El uso excesivo de redes sociales puede llevar a una desconexión del ambiente y de las relaciones laborales. Si un empleado está constantemente distraído con su teléfono o su ordenador, pierde la oportunidad de interactuar de manera efectiva con sus compañeros de trabajo, de colaborar en proyectos o de estar al tanto de los cambios y necesidades dentro del entorno laboral. Esta desconexión puede impactar en la dinámica del equipo y en el sentido de pertenencia dentro de la organización.
5. Impacto en la salud mental y el bienestar
El uso constante de redes sociales no solo afecta la productividad laboral, sino también el bienestar emocional y mental de los empleados. La comparación social, el estrés causado por las interacciones en línea o la sobrecarga de información pueden generar ansiedad y disminuir el rendimiento laboral. Esto puede llevar a una fatiga mental que dificulta mantener un rendimiento óptimo en el trabajo.
6. Riesgo para la estabilidad laboral
El abuso de las redes sociales puede tener consecuencias serias en la estabilidad laboral. Las empresas valoran la productividad, la capacidad de concentración y el compromiso de sus empleados. Si se detecta que un empleado está gastando mucho tiempo en redes sociales en lugar de cumplir con sus responsabilidades, esto puede generar desconfianza entre los superiores, incluso llevando a sanciones disciplinarias o la pérdida del empleo. En casos extremos, la falta de desempeño laboral relacionada con el uso excesivo de redes sociales puede poner en riesgo la permanencia del trabajador en la empresa.
7. Violación de políticas corporativas
Muchos empleadores tienen políticas estrictas sobre el uso de Internet y redes sociales durante las horas laborales. El incumplimiento de estas normativas puede tener consecuencias negativas, desde advertencias hasta el despido. Las políticas de la empresa están diseñadas para asegurar que el tiempo laboral se utilice de manera eficiente y para proteger la confidencialidad de la información empresarial.
En conclusión, el uso excesivo de redes sociales en el trabajo no solo impacta la productividad y eficiencia, sino que también puede crear una desconexión emocional y profesional con el entorno laboral. Esto no solo afecta la calidad del trabajo, sino que puede poner en riesgo la estabilidad laboral del empleado a largo plazo.
Apoyar a un adulto mayor que está perdiendo facultades, incluida la memoria, puede ser un desafío emocional tanto para ellos como para los familiares y cuidadores.
Apoyar a un adulto mayor que está perdiendo facultades, incluida la memoria, puede ser un desafío emocional tanto para ellos como para los familiares y cuidadores. Es crucial ofrecer ayuda de una manera que no haga sentir incómoda a la persona ni la ponga en una posición vulnerable. En el GNR somos empáticos con los adultos mayores. Aquí algunas sugerencias para brindar ese apoyo de manera efectiva y respetuosa:
1. Escucha activa y empatía
Escuchar de manera atenta es fundamental para que el adulto mayor sienta que su voz sigue siendo importante. No interrumpas ni minimices lo que dice, incluso si repite lo mismo varias veces. A veces, la confusión y la memoria deteriorada pueden llevar a que cuenten la misma historia una y otra vez. En lugar de frustrarte, muestra comprensión y paciencia. La empatía también es clave: valida sus sentimientos y experiencias sin juzgarlos.
2. Ofrecer ayuda de forma gradual y natural
En lugar de imponer ayuda, hazlo de manera que se sienta natural y no invasiva. Pregunta si necesitan algo en lugar de asumir lo que podría ser útil. Por ejemplo, en lugar de decir “Te ayudo a tomar tus medicamentos”, puedes preguntar “¿Te gustaría que te recordara cuándo tomar los medicamentos hoy?” de manera suave y respetuosa. Esto les da la autonomía de decidir.
3. Fomentar la independencia sin presionar
Es importante que los adultos mayores mantengan su independencia tanto como sea posible, por lo que debes ofrecer apoyo sin quitarles la sensación de control sobre su vida. Si bien puede ser necesario ayudarles con ciertas tareas, como organizar su agenda o tomar notas, siempre que sea posible, dales la oportunidad de hacer las cosas por sí mismos. Esto refuerza su autoestima y evita que se sientan disminuidos.
4. Crear un entorno seguro y predecible
El miedo a olvidar cosas puede ser angustiante. Ayudar a crear un entorno organizado y predecible es una forma práctica de reducir esta ansiedad. Puedes colocar recordatorios visuales, como calendarios, listas de tareas o etiquetas, que les ayuden a recordar lo que necesitan hacer sin que tengan que preguntar constantemente. Asegúrate de que estos recordatorios estén en un lugar visible y fácil de entender.
5. No asumir que la pérdida de memoria implica una pérdida total
Muchas personas mayores temen que sus problemas de memoria sean vistos como una disminución total de su capacidad mental. Evita hacer comentarios que puedan hacerlos sentir como si no pudieran hacer nada por sí mismos. Por ejemplo, si olvida una cita o un nombre, en lugar de reprochar o corregir de inmediato, puedes decir algo como: “Entiendo, a veces también se me olvidan esas cosas. Vamos a ver si encontramos la respuesta juntos.”
6. Fomentar la participación en actividades significativas
Las actividades que fomentan la memoria, la creatividad o simplemente el disfrute pueden ser muy útiles. Asegúrate de que participen en actividades que les interesen, como leer, escuchar música, hacer caminatas suaves o jugar juegos de mesa. Estas actividades no solo estimulan su mente, sino que también ayudan a mantener un sentido de propósito y disfrute en su vida diaria.
7. Mantener una comunicación clara y sencilla
Cuando hables con ellos, usa un lenguaje claro y directo. Si tienen dificultades para recordar algo, no los apures ni los presiones. Tómate tu tiempo, repite información de manera tranquila y sin hacer que se sientan apurados. Asegúrate de que comprendan la conversación, pero sin sobrecargarlos de detalles innecesarios.
8. Proteger su dignidad
Es fundamental que la persona no se sienta avergonzada por su condición. En lugar de hacerle preguntas que puedan hacerla sentirse incapaz (como “¿Te acuerdas de eso?”), busca maneras de que se sienta valorada. Ayudarle con un tono cálido y respetuoso, reconocer sus logros y recordar lo que aún puede hacer, puede fortalecer su autoestima.
9. Ser pacientes con las emociones
El deterioro de la memoria puede generar frustración, enojo o tristeza en la persona mayor. Es importante que estés preparado para manejar estas emociones de forma tranquila. Ofrecer apoyo emocional, ya sea simplemente estar presente para escuchar o brindar consuelo, puede ser de gran ayuda.
10. Cuidar de ti mismo/a como cuidador/a
Si eres quien está brindando apoyo, recuerda que también necesitas cuidar de tu propio bienestar. Estar al tanto de tus necesidades emocionales y físicas te permitirá brindar una ayuda más efectiva y sostenida a largo plazo. No dudes en buscar apoyo o compartir tus inquietudes con otros cuidadores o profesionales.
Al final, lo más importante es mostrarles que siguen siendo valiosos y capaces de vivir una vida significativa, a pesar de los desafíos que puedan estar enfrentando.
La mesa es un espacio fundamental en la vida familiar.
La mesa es un espacio fundamental en la vida familiar, ya que no solo es el lugar donde se comparten las comidas, sino también un punto de encuentro que favorece la unión y la comunicación. En el Gimnasio Nuevo Reino sabemos que sentarse a la mesa juntos fomenta la interacción, fortalece los lazos familiares y permite momentos de conexión que van más allá de lo funcional. Durante la comida, los miembros de la familia tienen la oportunidad de compartir sus experiencias, preocupaciones y alegrías del día a día, lo que refuerza los lazos emocionales y crea recuerdos compartidos.
Además, la mesa es un lugar ideal para la formación de hábitos, tanto alimenticios como sociales. Los niños, al observar y participar en las prácticas diarias, aprenden a valorar la importancia de una alimentación balanceada, el respeto por los horarios y la consideración hacia los demás. A través de la práctica de compartir la comida, también se inculcan principios como el respeto, la paciencia y la empatía, esenciales para una convivencia armoniosa.
En cuanto a la etiqueta básica, esta ayuda a promover el respeto mutuo. El uso adecuado de los modales a la hora de comer —como esperar a que todos se sienten, no interrumpir a los demás, o utilizar los utensilios apropiados— enseña a los niños a comportarse de manera respetuosa en diversos contextos sociales, tanto dentro como fuera del hogar. A la vez, las pequeñas rutinas como compartir la mesa, agradecer por la comida y escuchar activamente a los demás, contribuyen a crear una atmósfera de respeto y consideración que fortalece los vínculos familiares.
Estimadas familias del Gimnasio Nuevo Reino
Es crucial reflexionar sobre el impacto del uso descontrolado de los celulares y las redes sociales en nuestros niños y jóvenes. La sustitución de actividades recreativas, deportivas y artísticas por el tiempo frente a la pantalla puede tener consecuencias negativas en su desarrollo emocional, social y físico.
Razones para reconsiderar:
1. Salud Mental: El uso excesivo de redes sociales está relacionado con problemas de ansiedad y depresión en niños y jóvenes.
2. Desarrollo Social: La interacción cara a cara es esencial para desarrollar habilidades sociales; el tiempo en línea limita estas oportunidades.
3. Actividad Física: La falta de ejercicio puede llevar a problemas de salud a largo plazo, como la obesidad y enfermedades relacionadas.
Alternativas positivas:
1. Actividades deportivas: Promovamos deportes en equipo, que no solo mejoran la salud física, sino también el trabajo en equipo y la disciplina.
2. Talleres artísticos: Fomentemos la creatividad mediante clases de música, danza o artes plásticas. Esto ayuda a los jóvenes a expresarse y a encontrar nuevas pasiones.
3. Salidas familiares: Organizar paseos o actividades al aire libre puede fortalecer los lazos familiares y crear memorias inolvidables.
4. Proyectos comunitarios: Involucrar a los jóvenes en actividades de voluntariado les enseña empatía y responsabilidad.
Compromiso familiar:
Invitamos a todos los padres a establecer límites claros en el uso de dispositivos, promoviendo el diálogo abierto sobre los riesgos y beneficios de la tecnología. Juntos, podemos crear un entorno más saludable y enriquecedor para nuestros hijos.
¡Cuidemos el presente y futuro de nuestros niños y jóvenes!
ATENTOS PAPÁS SI VEN ESTA CONDUCTA EN SUS HIJOS:
Comerse las uñas, conocido como onicofagia, es un comportamiento que puede tener varias implicaciones desde la psicología y la medicina. Aquí te explico sus posibles causas y consecuencias:
Implicaciones Psicológicas
1. Ansiedad y Estrés: Muchas personas se muerden las uñas como una respuesta a la ansiedad o al estrés. Este comportamiento puede proporcionar una sensación temporal de alivio, pero no aborda las causas subyacentes.
2. Trastornos de Conducta: En algunos casos, la onicofagia puede estar relacionada con trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) o trastornos de ansiedad, donde el individuo siente una necesidad compulsiva de realizar el acto.
3. Autoimagen y Autocontrol: Puede reflejar problemas con la autoimagen o dificultades para controlar impulsos. Morderse las uñas puede ser un mecanismo de afrontamiento para lidiar con emociones negativas.
Consecuencias Médicas
1. Infecciones: La piel alrededor de las uñas puede dañarse, lo que aumenta el riesgo de infecciones bacterianas o fúngicas. Las bacterias de la boca pueden transferirse a las manos, creando un riesgo adicional.
2. Daño a las Uñas: Morderse las uñas puede afectar la forma y la salud de las mismas, provocando que crezcan de manera irregular o debilitadas.
3. Problemas Dentales: Este hábito puede contribuir a problemas dentales, como el desgaste del esmalte, problemas en la mandíbula o maloclusiones.
4. Dolor y Malestar: Las personas que muerden sus uñas a menudo experimentan dolor o molestias en los dedos, lo que puede afectar su calidad de vida.
Abordaje y Tratamiento
Es importante abordar la onicofagia de manera integral, considerando tanto los aspectos psicológicos como los médicos. Las estrategias pueden incluir:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Para identificar y modificar los pensamientos y comportamientos que conducen a la onicofagia.
Manejo del Estrés: Técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda, para reducir la ansiedad.
Sustitutos de Comportamiento: Usar objetos como fidget spinners o terapia ocupacional para canalizar la energía de manera diferente.
Consultas Médicas: Para evaluar y tratar cualquier daño físico o infección relacionada.
En resumen, comerse las uñas es un comportamiento que puede tener raíces psicológicas y consecuencias médicas significativas, y es importante abordarlo con un enfoque adecuado.
SI TÚ, ADOLESCENTE SE QUE QUIERES PROYECTAR UNA BUENA IMAGEN, VEN TE SUGIERO COMO……
- Cuidado Personal:
- Higiene: Mantén una buena higiene diaria. Dúchate, cepíllate los dientes y cuida tu piel.
- Estilo: Viste ropa que te haga sentir cómodo y refleje tu personalidad. No es necesario seguir todas las modas, pero elige prendas que te queden bien.
- Postura y Lenguaje Corporal:
- Mantén una postura erguida. Esto transmite confianza.
- Sonríe y establece contacto visual. Esto hace que las personas se sientan más conectadas contigo.
- Salud y Bienestar:
- Come bien y mantente activo. Una buena alimentación y ejercicio regular no solo mejoran tu salud, sino que también te hacen sentir mejor contigo mismo.
Proyección de una Imagen Emocional
- Autoestima:
- Aprende a valorarte. Reconoce tus logros y cualidades. Practica el autocuidado y la autoaceptación.
- Comunicación:
- Escucha activamente a los demás. Esto demuestra respeto y interés.
- Exprésate con claridad y honestidad. Ser auténtico atrae conexiones genuinas.
- Empatía y Respeto:
- Practica la empatía. Intenta entender las emociones y perspectivas de los demás.
- Respeta las diferencias. Cada persona es única y valiosa.
Impacto en las Relaciones Interpersonales
- Confianza: Al cuidar tu imagen física y emocional, proyectas confianza, lo que atrae a los demás.
- Conexiones Genuinas: Ser auténtico y empático fomenta relaciones más profundas y significativas.
- Oportunidades: Una buena imagen puede abrir puertas en ámbitos como el social, educativo y profesional.
Consejos Finales
- Sé tú mismo: La autenticidad es atractiva. No intentes ser alguien que no eres.
- Desarrolla tus habilidades sociales: Practica la conversación, el lenguaje corporal y la empatía. Cuanto más practiques, mejor te sentirás.
Con estos consejos, los jóvenes pueden proyectar una imagen impactante que les ayude a construir relaciones interpersonales sólidas y significativas.
Como las peleas entre los padres pueden afectar a los hijos
Cuando un niño presencia discusiones entre sus padres, experimenta una mezcla de emociones intensas y confusas. Desde una perspectiva psicológica, estas emociones pueden incluir:
Miedo e Inseguridad: Las voces elevadas, el tono agresivo y la tensión entre sus padres pueden generar un profundo miedo en el niño. A menudo, los niños no entienden completamente la razón de la discusión, lo que aumenta su sensación de vulnerabilidad e inseguridad.
Ansiedad: La incertidumbre sobre lo que podría pasar a continuación puede provocar ansiedad. El niño puede preocuparse de que la discusión escale a algo peor, o incluso temer la posibilidad de que sus padres se separen.
Culpa: Es común que los niños se sientan responsables de los conflictos entre sus padres, especialmente si la discusión gira en torno a temas relacionados con la crianza o el comportamiento del niño. Esto puede llevarlos a sentirse culpables o avergonzados, creyendo que de alguna manera han causado el problema.
Tristeza y Tristeza: Ver a sus padres, que normalmente son figuras de seguridad y amor, peleando, puede ser profundamente doloroso para un niño. Esta tristeza puede ser acompañada por un sentimiento de impotencia, ya que el niño puede sentir que no tiene la capacidad de arreglar o mejorar la situación.
Confusión y Desorientación: Los niños pequeños, en particular, pueden tener dificultades para comprender el contexto o las razones detrás de una discusión. Esto puede llevar a una profunda confusión, ya que el niño no puede conciliar la imagen de sus padres amorosos con la realidad del conflicto.
Rabia y Frustración: En algunos casos, los niños pueden sentirse enojados con uno o ambos padres por causar malestar en el hogar. Esta rabia puede estar dirigida hacia adentro o hacia afuera, y podría manifestarse en un comportamiento desafiante o en un retraimiento emocional.
Aislamiento: Si las discusiones son frecuentes, el niño puede empezar a sentirse emocionalmente aislado. Puede temer expresar sus propias necesidades o emociones, creyendo que esto podría empeorar la situación, lo que podría llevar a una desconexión emocional de sus padres.
En general, la presencia constante de discusiones entre los padres puede afectar negativamente el bienestar emocional y psicológico del niño, generando patrones de estrés, ansiedad y problemas de autoestima que podrían perdurar hasta la edad adulta. Es crucial que los padres, siempre que sea posible, manejen los conflictos con respeto y cuidado, especialmente en presencia de sus hijos, y busquen apoyo si sienten que las discusiones están afectando negativamente a su familia.
Nubia Lucia Puertas Lozano